En esta imagen de la cabecera de Nôtre Dame de París observamos el elemento constructivo clave del Gótico que ayuda a elevar la altura del edificio y a liberar al muro de su función como elemento sustentante del edificio: los arbotantes.
Los arbotantes son en realidad arcos rampantes, que trasladan el peso del edificio a los contrafuertes y de esa manera se alejan del edificio. Gracias a ellos la bóveda deja de ser un elemento constructivo que sostiene el edificio y se transforma en un elemento decorativo. Los arbotantes son los que facilitan la apertura de ventanalaes en el muro y la formación de los claristerios, por los que penetra la luz. Los contrafuertes en los que se descansan los arbotantes se rematan con pináculos.
Los arbotantes son en realidad arcos rampantes, que trasladan el peso del edificio a los contrafuertes y de esa manera se alejan del edificio. Gracias a ellos la bóveda deja de ser un elemento constructivo que sostiene el edificio y se transforma en un elemento decorativo. Los arbotantes son los que facilitan la apertura de ventanalaes en el muro y la formación de los claristerios, por los que penetra la luz. Los contrafuertes en los que se descansan los arbotantes se rematan con pináculos.
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