sábado, 25 de abril de 2009

El David y el colosalismo de Miguel Ángel

La "terribilitá" miguelangelesca

David, el Gigante

El David, obra de Miguel Ángel, fue realizada en mármol de carrara ya desbastado. Fue un encargo de los mercaderes de la lana de Florencia al escultor. Situada antiguamente en la Plaza de la Signoría de Florencia, pero actualmente se encuentra en la Galería de la Academia de esta ciudad. Esta obra le supuso el triunfo en su ciudad y de su noción de la escultura clásica.
Conocida como el Gigante, ya que mide más de cinco metros de altura, es la personificación de los valores cívicos y religiosos de la ciudad de Florencia. Recupera la noción de la escultura colosal, que había podido ver en Roma y crea, como Polícleto, un nuevo cánon que fascinó a sus contemporáneos. Es una concepción heroica del ser humano, fusión de un cuerpo bello, de anatomía perfecta y de un movimiento anímico interior que se refleja en el rostro, en un proceso de dentro a afuera. Es la obra más popular del artista y representa a David en el momento inmediatamente anterior a lanzar la honda contra Goliat, con el brazo en posición de lanzamiento. El personaje dirige sus ojos hacia el horizonte, con una mirada reflexiva cargada de fuerza y determinación, al tiempo que posa sobre sus hombros la honda con que habrá de derribar a Goliat. Mientras que el David de Donatello muestra la acción ya concluida, Miguel Ángel muestra el momento anterior a su desarrollo.
El David posee unas extremidades poderosas, con manos y pies desproporcionados con respecto al cuerpo; los brazos replegados hacia el tronco, cuerpo en tensión, pero poca musculatura debido a que lo hizo en un bloque de mármol plano. Destaca la perfección anatómica, la mirada serena a la vez que profunda y dramática: la terribilitá de Miguel Angel.

1 comentario:

  1. Mercedes soy Laura Batanero, de tu clase de 2º de Bachillerato.
    No consigo encontrar la pintura de Miguel Angel, no sé si puedes ayudarme. ¿O directamente no entra?

    Muchas gracias por adelantado.

    Laura Batanero Díaz.

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